viernes, 18 de febrero de 2011

Gyo (Junji Ito - 2001-2002)



  La última locura bizarra que he leido del amigo Junji Ito. No es el trabajo que más me ha gustado del mangaka majara este; Uzumaki es ya obra de culto y Remina es tan delirante y absurda que la convierte casi en mi favorita.
 


  En esta ocasión, a la enferma mente de este ser supremo se le ha ocurrido algo tan inverosimil como original; de repente en Japón, todo tipo de animales marinos están saliendo del mar provistos de unos exoesqueletos metálicos que les permiten andar tan panchos por la calle. Como es habitual en la obra de Junti Ito, todo lo malo (o bueno, o raro, o paranormal) le suele pasar a una chica; en este caso no va a ser diferente y nuestra protagonista es acosada por todo tipo de bichos con branquias, desde pececillos hasta tiburones. El caso es que parece que tiene el sentido del olfato muy desarrollado, al punto que huele peste por todos sitios.

 

  Pasada unas páginas nos enteramos que los peces andarines están más muertos que la vida sexual de Espinete y huelen más peste que un reloj de pulsera por detrás.
  

   A esto que aparece el científico de turno que se dedica en cuerpo y alma para resolver el misterio; y digo bien, cuerpo, porque despúes de una bicho-auptosia descubre que el exoesqueleto tiene vida propia, que funciona gracias a los gases que desprende el bicho al que se ha acoplado, y que cuando se queda sin huesped busca otro. En resumen, que es una máquina propulsada a pedos y que cuando le quitan el pescaito se agarra al brazo del científico y este se lo amputa como el que come pipas.

  
    Por otro lado, japón y el mundo entero está siendo invadido por los peceszombies arácnidos y la peste que echan es, en realidad, un gas de virus que hacen que la población mundial se infecte y se conviertan en globos deformes y llenos de erupciones segregantes de pus fétida (se salvan unos cuantos que parecen inmunes, no sabemos si porque se lavan mucho o no se lavan nunca). A partir de aquí, la locura: bichos volantes, elefantes-arañas, pulpos marinos andarines, científicos voladores... todo lo que puede engendrar la enferma mente de Junji Ito.
   
   No cuento más, aconsejo la lectura de semejante salvajada para descubrir el final.
                              Es de Junji Ito, hay que leerlo.